martes, 17 de julio de 2007

Periodismo Moderno y Futbol

Las ideologías políticas contemporáneas han aprovechado de forma sistemática la popularidad que el deporte tiene entre las masas y su influencia, y los historiadores y demás científicos sociales han analizado desde diferentes puntos de vista este fenómeno. El nacionalismo vasco y los diferentes deportes, sobre todo el fútbol, no han sido la excepción. La posible originalidad de este artículo consiste en enfocar la cuestión añadiendo además la visión que los diferentes grupos sociales adscritos al nacionalismo vasco han manifestado hacia el periodismo deportivo. Nos fijaremos en la actitud de los nacionalistas vascos urbanos, liberales y castellanoparlantes hacia el fútbol, por un lado, y de los nacionalistas vascos rurales, conservadores y vascohablantes hacia la pelota, por otro lado, durante los años 20 y 30 (que es cuando se produce asimismo un cambio profundo en la concepción misma del deporte, sobre todo con la profesionalización de los deportistas), para tratar de explicar así el origen de ciertas actitudes actuales.
La relación entre política y deporte es un tema que se ha abordado ya desde el punto de vista académico. También lo ha sido en el caso vasco, donde los académicos se han centrado sobre todo (por no decir únicamente) en lo más espectacular de ambos mundos: el nacionalismo y el fútbol1. Por supuesto que hay otras ideologías y grupos políticos y otros deportes, pero ninguno ha merecido la atención de nuestros estudiosos tanto como éstos. Es obvio, por tanto, que no somos demasiado originales al respecto, y que cualquier estudio que pretenda abarcar de una manera mínimamente seria la relación entre ideologías políticas y deporte en el País Vasco deberá tener en cuenta también otros deportes y desde luego otros grupos políticos, los socialistas, las derechas, los comunistas, etc.
No podemos pretender, por lo tanto, ser radicalmente originales. En realidad, el limitado espacio en que se constriñe esta breve aportación haría nuestro empeño temerario. Nosotros también nos hemos fijado en la relación entre nacionalismo y deporte, aunque lo hemos centrado desde varios puntos de vista: en primer lugar, temático, ya que nos fijamos sobre todo en el punto de vista de los medios de comunicación y, sobre todo, de los profesionales del periodismo vasco. De ahí que junto con la ideología y el deporte, incluyamos el periodismo como tercera pata de nuestro trípode. Cómo se concibe no sólo el deporte, sino también el periodismo deportivo, desde el punto de vista del nacionalismo vasco, o al menos desde algunos sectores concretos del mismo, es objeto de análisis en este artículo.

El Nuevo Periodismo

EL JUEGO DEL REPORTAJE
Dudo de que muchos de los ases que ensalzaré en este trabajo se hayan acercado al periodismo con la más mínima intención de crear un «nuevo» periodismo, un periodismo «mejor», o una variedad ligeramente evolucionada. Sé que jamás soñaron en que nada de lo que iban a escribir para diarios o revistas fuese a causar tales estragos en el mundo literario... a provocar un pánico, a destronar a la novela como número uno de los géneros literarios, a dotar a la literatura norteamericana de su primera orientación nueva en medio siglo... Sin embargo, esto es lo qué ocurrió. Bellow, Barth, Updike —incluso el mejor del lote, Philip Roth— están ahora repasando las historias de la literatura y sudan tinta, preguntándose dónde han ido a parar. Malditos sean todos, Saul, han llegado los Bárbaros...
Dios sabe que nada nuevo abrigaba mi mente, y mucho menos en cuestiones literarias, cuando conseguí mi primer empleo en un periódico. Me impulsaba un ansia desatada y artificial hacia algo completamente distinto. Chicago, 1928, y todo lo que eso significaba... Reporteros borrachos huidos de los pupitres del News meando en el río al amanecer... Noches enteras en el bar escuchando cómo cantaba «Back of the Yards» un barítono que no era otra cosa que una tortillera ciega y solitaria con vasos de leche en vez de ojos... Noches enteras en la oficina de los detectives... Siempre era de noche en mis sueños sobre la vida periodística. Los reporteros jamás trabajaban de día. Yo quería la película entera, sin que le faltase una escena...
Yo era consciente de que aquello había reducido mi ánimo a esta estúpida condición de Príncipe Estudiante. Daba lo mismo, yo no podía evitarlo. Acababa de cursar cinco años de estudios superiores, una aclaración que tal vez nada signifique para quien nunca se haya sometido a tan bárbaro tratamiento; lo explica todo, sin embargo. No estoy seguro de que pueda darles a ustedes la más remota idea de lo que son los estudios superiores. Millones de norteamericanos cursan ahora estudios superiores, pero al pronunciar la frase —«estudios superiores»— ¿cuál es la imagen que se forma en nuestro cerebro? Ninguna, ni siquiera borrosa. La mitad de los compañeros de estudios superiores que he conocido iban a escribir una novela sobre el tema. Yo mismo tuve tal intención. Nadie ha escrito ese libro, que yo sepa. Todos olían bastante bien la atmósfera. ¡Qué mórbida! ¡Qué ponzoñosa! ¡Sin equivalente en el mundo! Pero el tema acabó siempre por derrotarles. Desafía la estilización literaria. Una novela semejante sería un estudio de la frustración, pero una clase de frustración tan exquisita, tan inefable, que nadie sería capaz de describirla. Intenten imaginar la peor escena de la peor película de Antonioni que hayan visto, o leer El planeta de Mr. Sammler1 de un tirón, o simplemente intenten leerlo, o imagínense que están encerrados en un vagón de ferrocarril de la Seaboard, a dieciséis millas de Gainesville, Florida, en dirección norte hacia la línea Miami-Nueva York, sin agua y con el radiador que se pone al rojo, enloquecido por el amok, y mientras George McGovern, sentado junto a ustedes, explica su filosofía de gobierno. Eso les dará una idea general de la atmósfera.

martes, 3 de julio de 2007

Sociedad de la información como contexto del periodismo especializado

Actualmente, la información es clave en la sociedad y por lo tanto, asistimos a un trasvase continuo de mensajes a través de los medios de comunicación.
Hablamos de una sociedad en la que el intercambio de mensajes está capitalizado por la empresa informativa. La comunicación adquiere así un valor mercantil y está dirigida por grandes grupos comunicativos. El ocio y la información van unidos en esta sociedad. Los mensajes de entretenimiento se han apropiado de la información a favor del show como espectáculo atractivo. La información es sobreabundante y veloz. Si la información es poder, cuánto más rápida sea, mejor.
Los receptores están sobresaturados de información. Se trata de unos contenidos informativos susceptibles de ser contaminados, por eso la labor del periodista es importante. Es la única persona capaz de manejar todos esos datos y convertirlos en información útil mediante la verificación, la selección, ordenación y presentación de esos datos.
En este mismo contexto, hay que hablar del concepto de “Infopolución” entendido como el nivel máximo de información, pero no siempre es el óptimo. El periodista especializado tiene una visión concreta del campo que domina y es la persona que mejor puede tratar la información de su especialidad.
Periodista especializado vs. Periodista de campo
No podemos asumir que unas áreas necesitan más especialización que otras, ya que todas las informaciones exigen especializaciones concretas. Ser un periodista especializado implica también contarlo de manera adecuada y teniendo presente que la sociedad no es homogénea.
El periodista especializado coge los datos en bruto y lo cuenta adecuadamente conforme al nivel de conocimiento del lector. También debe saber localizar la información y conocer cuáles son las tendencias de su campo, incluso debe saber anticiparse.
El periodista aporta información objetiva, cosa que no se le puede pedir a un especialista. El periodista sabe cuándo la información tiene sentido y, por tanto, debe ser publicada.
Por objetividad se entiende la descripción válida y verdadera de la realidad, basada a su vez en tres estrategias profesionales:
 Separación entre hechos y opiniones.
 Inclusión de todas las partes implicadas, de todos los puntos de vista.
 Ofrecer la posibilidad de responder a todas las partes afectadas, que todos puedan reaccionar.
Funciones del periodista en el tratamiento de la información
- Selección: elegir la información y localizarla a priori. Los conocimientos hay que ponerlos en relación con la sociedad, por lo que el periodista está más preparado para esto que el especialista.
- Clasificación: ubicar la información. Dar mayo o menor valor y relacionarlo con otros temas. El experto no está capacitado porque está especializado y pierde la visión general.
- Valoración, interpretación y verificación: no se puede publicar una información son verificarla antes. En la información especializada hay intereses muy marcados, lo que deriva en una información poco crítica. El periodista debería ser más objetivo, frente a los prejuicios del especialista.
- Transmisión: hacer llegar la información relevante para el público de una forma comprensible. Hay que conocer las necesidades del público y adoptar el código a los receptores. El especialista, al no conocer el público, no sabrá ajustar contenidos, ni codificar el mensaje.
Objetivos del periodismo especializado
Según Amparo Tuñón, el periodismo especializado tiene que:
 Ampliar el concepto de “actualidad periodística” ya que el periodismo especializado tiene que romper con la uniformidad informativa.
 Servir de instrumento mediador entre especialistas y audiencias, haciendo que el mensaje del especialista sea comprendido por la audiencia.
 Profundizar en la explicación de los fenómenos sociales, es decir, relacionar la información con la evolución social. Una buena información especializada permite contextualizar la información y conocer la sociedad.
 Aumentar la credibilidad de los medios y los periodistas.
 Mejorar la calidad de la información como una de las modalidades de la formación social. Conseguir que la información eduque a la sociedad, amplíe su cultura haciendo el mensaje comprensible.
 Promover el interés periodístico como una forma de incrementar la curiosidad por la sociedad en qué vivimos.
 Posibilitar el aumento de conocimientos sobre la complejidad del mundo presente. Organizar la información disponible para que el público se entere de lo qué está pasando.
 Ampliar y democratizar la cultura. Hacer accesible la cultura a toda la sociedad.
 Sustituir la figura del colaborador experto por la del periodista especializado. Formando buenos periodistas especializados, podemos incluir a alguien que entiende los medios. Se dignifica el periodismo y no se convierte al experto en periodista. Los colaboradores expertos deberían tener una función complementaria, pero no protagonista. Este desplazamiento es una obligación del periodista especializado.

BIENVENIDOS A MI BLOG

Que tal!!!!
soy Christian Robles y los invito a conocer mi nuevo blog de información y contenidos periodísticos, especialmente dedicados a periodismo antiguo vs periodismo actual.
espero lo disfruten.
saludos
Christian.